Observo como la brisa de la tormenta convierte el árbol del patio vecino en arco, sin embargo, sentada en un borde y mirando lejos, me doy cuenta como un joven trepa cual Tarzán de un árbol a otro, su habilidad para saltar delata la experiencia, mi mama esquizofrénica, intenta que la escuche entre trueno y trueno, -mira tu a ese pela´o, buscando que un rayo lo parte en dos!, su voz se difumina con el escándalo que producen las enormes e infinitas gotas de agua cayendo desde el techo, noto lo paradójico de la situación, un sentimiento de culpabilidad me invade, sentada en el bordillo, descalza y con frío, relaciono la situación con una que hace poco viví, cubriendo una noticia durante las infernales y casi que a mi parecer apocalípticas épocas de Junio, mientras la van de periodistas nos dejaba en la entrada de un barrio desconocido, ese particular y ya reconocido bullicio escuché, los niños de la escuela rodeaban un par de cantantes que hace un tiempo fueron reconocidos, - '...amigos especiales, tu sales conmigo y solo somos amigos...', ahora sin tarima y con un micrófono conectado a un simple amplificador, ellos esfuerzan sus gargantas e intentan no caerse entre el tumulto, analizo el panorama, la elegante directora de responsabilidad social sonríe, aplaude fuera de ritmo y con más fuerza a medida que nos acercamos, noto que todo esta a punto de comenzar, las mismas ridículas preguntas por parte de nosotros, las mismas auto alabanzas pro corporativas y el mismo refrigerio ejecutivo, un calor sofocante se interna bajo mi cuello, torso y brazos, típico de esta ciudad y especialmente en las horas laborales, mientras abordamos a nuestro personaje, un mundo intrínseco se adueña de mi cuestionario, y sin dejarme pronunciar una sola palabra, dejo que mi grabadora haga lo suyo a costa de colegas, elevo mi mente a otro estado, el caos es atemorizador, chorros de niños se esparcen por todo el patio del colegio, unos devoran el buffet, mientras el resto acapara a los reggetoneros sin dejarlos si quiera respirar, un tumulto de periodistas intenta sensacionalizar la buena obra y la honorable señora sucumbe a sus anchas, adulando su proeza.
Ahora todo tiene sentido, aquel caluroso día, es igual que hoy, siento que mis compañeros y yo, somos como que ese Tarzán, intentando trepar y usar como escalón aquellos pomposos árboles que a pesar del fuerte clima, no se doblegan del todo, y en últimas no tiene ningún sentido productivo realizar tamañas acrobacias, teniendo a la tormenta como el escenario perfecto para usar, así mismo, una ciudad mortificada intenta prevenir a constantes gritos la situación que los carcome, pero nadie, ni siquiera quien de cerca observa el hecho, se atreve a criticar o prevenir al que lo experimenta, vaya, que alejada de la realidad estaba, aún cuando de ella me encontraba empapada.
Ahora todo tiene sentido, aquel caluroso día, es igual que hoy, siento que mis compañeros y yo, somos como que ese Tarzán, intentando trepar y usar como escalón aquellos pomposos árboles que a pesar del fuerte clima, no se doblegan del todo, y en últimas no tiene ningún sentido productivo realizar tamañas acrobacias, teniendo a la tormenta como el escenario perfecto para usar, así mismo, una ciudad mortificada intenta prevenir a constantes gritos la situación que los carcome, pero nadie, ni siquiera quien de cerca observa el hecho, se atreve a criticar o prevenir al que lo experimenta, vaya, que alejada de la realidad estaba, aún cuando de ella me encontraba empapada.
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